Inglaterra, la gran pionera en diversificación de la economía en la Revolución Industrial, fue a mediados del S.XVIII comenzó a experimentar un gran crecimiento sostenido y creciente en sectores como el textil o la siderurgia. Este proceso lo fueron llevando a cabo sus vecinos europeos rápidamente.
    
    En cambio, España todavía mantenía un sistema económico mercantilista, al contrario de los demás países europeos que habían implementado una economía capitalista donde se acumulaban las riquezas y permitían la innovación el proceso productivo para abaratar su coste. 

    No fue hasta finales del S.XVII y principios del S.XIX  que la nación española logró variar su actividad económica y aumentar su productividad. De esta situación se salva Cataluña que sí llevó a cabo una revolución industrial antes a la par que el resto de europeos gracias a que se acumuló capital por el comercio colonial, se intensificaron los cultivos y había una gran demanda exterior.

    ¿Qué fue lo que provocó este atraso histórico en el resto de España? Existen diversas causas que lo explican, pero los fallos pueden resumirse en que no se llevaron a cabo políticas que estimulasen la inversión de las empresas y el tradicional modelo productivo español no estaba listo para diversificarse. 

Políticas ineficientes para el desarrollo

    Mientras Inglaterra había invertido en el desarrollo de maquinaria que permitiese abaratar la mano de obra y acumular más capital, España no tenía un sistema empresarial preparada para ello por no haberse invertido en infraestructura y tecnología. El caso es que la falta de educación española limitaba el impuso de innovaciones que pusieran en marcha el cambio hacia el sistema capitalista. En 1874, el 54,2% de los hombres eran analfabetos frente a un 74,4%. Impulsar la constitución de empresas al nivel de otros como Reino Unido, Alemania y Holanda sería complicado en este situación.

    No existía tampoco un sistema financiero sólido que pudiese impulsar la industrialización. Esto ocurrió por el déficit público constante que venía acumulándose desde que dejan de llegar las remesas americanas de plata. Como los tributos al Estado no generaban lo suficiente como para pagarlo, se emitía una cantidad de deuda pública masiva y forzada que estrangulaba a las empresas. Por ello, se produjo el efecto expulsión de estas, ademas de que no era posible el nacimiento de nuevos proyectos empresariales al no existir instituciones financieras eficientes que lo impulsaran porque la deuda pública acaparaba el gasto del Estado.

Modelo productivo demasiado enfocado y poco rentable 

    Inglaterra había conseguido acumular capital financiero precisamente por cambios en las estructuras agrarias y desarrollo de nuevas actividades productivas, pero esto fue más difícil en España porque los sectores tradicionales se resistían al al cambio. La agricultura movía la economía y los terratenientes y trabajadores rurales se negaban a abandonar esta formas de vida. Asimismo, la industria pesada (minería y metalurgia) tuvo problemas para modernizarse y adaptarse a las nuevas tecnologías. 

    Por otro lado, la economía realmente no tenían un gran nivel de demanda, en parte por la baja densidad de población española y en parte porque la ausencia de transporte no permitía que se abriese a otros mercados. La agricultura se basada en un sistema de subsistencia en el que la mayor parte de la producción era de autoconsumo y se vendían los pocos excedentes que generaban puesto que a pesar de existir una gran superficie destinada a esta actividad económica, el rendimiento era muy bajo. Esto fue lo que dio lugar a las desamortizaciones del campo español en el S.XVIII. 

    En conclusión, la Revolución Industrial en España fue tardía por la deuda pública que no permitía la inversión en infraestructura y tecnología, la falta de una clase empresarial y sistema financiero sólidos, la resistencia al cambio de los sectores tradicionales y el bajo rendimiento de las pocas actividades económicas.

    A pesar de estos desafíos, España logró éxitos en su transformación económica, aunque en un momento posterior en comparación con otros países europeos. A finales del siglo S. XIX y principios del S.XX, crecen sectores como el textil, la siderurgia y la construcción naval gracias a la inversión extranjera y la apertura de mercados internacionales lo que desarrolló la industria española.



Bibliografía

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